Dios ama al mundo

Dios ama al mundo

Marzo y abril de 2014

 

Tanto ha amado Dios al mundo que nos ha entregado a su hijo unigénito…  para que el mundo se salve por él. (Juan 3,16.17)

Estamos en las puertas de la semana más importante en nuestro caminar creyente: la Semana Santa, el recuerdo de los acontecimientos centrales de nuestra fe, la Pasión, Muerte y RESURRECCIÓN de Jesús. No podemos pasar “de puntillas” por esta vivencia, antigua y nueva, memoria del amor regalado por nosotros.

En Semana Santa nos enfrentamos, una vez más, a la verdad más honda y en parte más difícil. Vivir el evangelio no es fácil. Lleva a dar la vida. Es este el tiempo en que los poderosos parecen vencer, los cínicos dicen su palabra despiadada, y el justo calla… y muere. Es difícil, Señor, entenderlo. Tal vez lo importante ahora sea callar. Contemplar en silencio, y tratar de acompañar a Jesús. Intentar comprender lo que nos desvela el triduo pascual. El amor, la entrega, la espera, la soledad, la coherencia, la bienaventuranza, la justicia de los inocentes… Todo eso está en juego.

Nos encontramos a Jesús despojado, herido, firme frente a todo y frente a todos, cuando hasta sus ropas se las van a jugar a las cartas. Sería bueno que descubriéramos que a veces hay que  saber quedar a la intemperie, sin otras herramientas que la verdad y el  evangelio.

Muriendo en aquella cruz, hace dos mil años, en un rincón perdido del mundo, Jesús le dio  la vuelta a la historia. Tanto, que hoy estamos aquí, leyendo estas palabras, pensando en Jesús, recordando su vida y pensando en nuestra propia historia. Una historia que también puede ser fecunda si la vivimos a la manera de Él. Que también puede ser poderosa si aprendemos a acoger lo frágil. Que también puede tener sentido, aunque a veces las decisiones concretas duelan.

            “Dios no mandó su Hijo al mundo para condenarlo, sino para que el mundo se salve por Él. Este amor de Dios es el origen y el fundamento de nuestra esperanza. Dios ama al mundo. Lo ama tal como es. Inacabado e incierto. Lleno de conflictos y contradicciones. Capaz de lo mejor y de lo peor. Este mundo no recorre su camino solo, perdido y desamparado. Dios lo envuelve con su amor por los cuatro costados. Nos lo ha mostrado en la vida de su Hijo entregada por amor hasta morir en cruz.

            Este Cristo, muerto en cruz, no está entre los muertos. ¿Por qué buscamos a Jesús en el mundo de la muerte?. ¿Por qué cometemos siempre el mismo error?. No podemos encontrarnos “con el que vive” si no alimentamos el contacto vivo con su persona, si no captamos bien su intención de fondo y nos identificamos con su proyecto de una vida más digna y justa para todos.

En Frater hemos de preguntarnos qué estamos viviendo y cómo lo estamos viviendo. ¿Nos limitamos a ser meros partícipes de las actividades programadas o ponemos vida, compromiso, ilusión, coraje… en cada acontecimiento y en cada encuentro?. No nos encontraremos con “el que vive” ahogando en nosotros la vida, apagando la creatividad, pensando solo en el pasado, siendo meros espectadores de la historia.

Si Dios resucita a Jesús es porque quiere introducir justicia por encima de tanto abuso y crueldad como se comete en el mundo. Dios no está del lado de los que crucifican, está con los crucificados. Solo hay una manera de imitarlo: poner vida donde otros ponen muerte. Defender a los pequeños e indefensos. Estar siempre junto a los que sufren, luchar contra los que hacen sufrir.

FELIZ PASCUA DE CRISTO RESUCITADO          

     El Equipo General 

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