Es Pascua: ¡Celebra la Vida!

06.04.2015 11:33

 

 

 

No sé si soñaba,
No sé si dormía,
y la voz de un ángel
dijo que te diga
celebra la vida.

Piensa libremente,
ayuda a la gente,
y por lo que quieras
lucha y sé paciente.

Lleva poca carga
a nada te aferres
porque en este mundo,
nada es para siempre.

Búscate una estrella
que sea tu guía,
no hieras a nadie
reparte alegría.

Celebra la vida, celebra la vida,
que nada se guarda
que todo te brinda.
Celebra la vida, celebra la vida,
segundo a segundo y todos los días.


Y si alguien te engaña
al decir "te quiero",
pon más leña al fuego
y empieza de nuevo.

No dejes que caigan
tus sueños al suelo
que mientras más amas
más cerca está el cielo.

Grita contra el odio
contra la mentira,
que la guerra es muerte,
y la paz es vida.

Celebra la vida, celebra la vida,
que nada se guarda
que todo te brinda.
Celebra la vida, celebra la vida,
segundo a segundo...

Cantante: Axel Patricio Fernando Witteveen Pardo (Argentina)
Autor: Nicolás Urquiza (Argentina)

 

Compartimos las felicitaciones que nos han llegado:

Estimados hermanos, estimadas hermanas,

Reciban nuestro saludo. Creyentes y confiados en la fe que profesamos ante nuestro Señor Jesucristo y que esta conmemoración de todo su vía crucis sea para nosotros/as el compartir profundo de nuestro sentir y ejercitar el caminar por los mismos pasos de Jesús; en nuestra Frater tenemos la misión de evangelizar hasta que nos cueste lo más caro que podamos dar en esta vida fiel a Jesús y fiel a la Frater.
Que la Resurrección de Jesús nos motive también a sentirnos resucitados por Él, Él nos acompaña y nos anima. Esta es la gloria y triunfo del Señor.
¡FELICES  PASCUAS DE RESURRECCIÓN!!!
Max y C. Rosa

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

      Alfredo, Leando y yo os deseamos una

           Pascua llena de Amor fraternal.

 

 

 

 

 

Mensaje pascual del papa Francisco:

Queridos hermanos y hermanas,

¡Feliz Pascua! ¡Jesucristo ha resucitado!
El amor ha derrotado al odio, la vida ha vencido a la muerte, la luz ha disipado la oscuridad. Jesucristo, por amor a nosotros, se despojó de su gloria divina; se vació de sí mismo, asumió la forma de siervo y se humilló hasta la muerte, y muerte de cruz. Por esto Dios lo ha exaltado y le ha hecho Señor del universo. Jesús es el Señor.
Con su muerte y resurrección, Jesús muestra a todos la vía de la vida y la felicidad: y esta vía es la humildad, que comporta la humillación. Este es el camino que conduce a la gloria. Sólo quien se humilla pueden ir hacia los «bienes de allá arriba», a Dios (cf. Col 3,1-4). El orgulloso mira «desde arriba hacia abajo», el humilde, «desde abajo hacia arriba».
La mañana de Pascua, advertidos por las mujeres, Pedro y Juan corrieron al sepulcro y lo encontraron abierto y vacío. Entonces, se acercaron y se «inclinaron» para entrar en la tumba. Para entrar en el misterio hay que «inclinarse», abajarse. Sólo quien se abaja comprende la glorificación de Jesús y puede seguirlo en su camino.
El mundo propone imponerse a toda costa, competir, hacerse valer... Pero los cristianos, por la gracia de Cristo muerto y resucitado, son los brotes de otra humanidad, en la cual tratamos de vivir al servicio de los demás, de no ser altivos, sino disponibles y respetuosos.
Esto no es debilidad, sino autentica fuerza. Quien lleva en sí el poder de Dios, de su amor y su justicia, no necesita usar violencia, sino que habla y actúa con la fuerza de la verdad, de la belleza y del amor.
Imploremos hoy al Señor resucitado la gracia de no ceder al orgullo que fomenta la violencia y las guerras, sino que tengamos el valor humilde del perdón y de la paz. Pedimos a Jesús victorioso que alivie el sufrimiento de tantos hermanos nuestros perseguidos a causa de su nombre, así como de todos los que padecen injustamente las consecuencias de los conflictos y las violencias que se están produciendo. Son muchas.
Roguemos ante todo por la amada Siria e Irak, para que cese el fragor de las armas y se restablezca una buena convivencia entre los diferentes grupos que conforman estos amados países. Que la comunidad internacional no permanezca inerte ante la inmensa tragedia humanitaria dentro de estos países y el drama de tantos refugiados.
Imploremos la paz para todos los habitantes de Tierra Santa. Que crezca entre israelíes y palestinos la cultura del encuentro y se reanude el proceso de paz, para poner fin a años de sufrimientos y divisiones.
Pidamos la paz para Libia, para que se acabe con el absurdo derramamiento de sangre por el que está pasando, así como toda bárbara violencia, y para que cuantos se preocupan por el destino del país se esfuercen en favorecer la reconciliación y edificar una sociedad fraterna que respete la dignidad de la persona. Y esperemos que también en Yemen prevalezca una voluntad común de pacificación, por el bien de toda la población.
Al mismo tiempo, encomendemos con esperanza al Señor que es tan misericordioso el acuerdo alcanzado en estos días en Lausana, para que sea un paso definitivo hacia un mundo más seguro y fraterno.
Supliquemos al Señor resucitado el don de la paz en Nigeria, Sudán del Sur y diversas regiones del Sudán y la República Democrática del Congo. Que todas las personas de buena voluntad eleven una oración incesante por aquellos que perdieron su vida y pienso muy especialmente en los jóvenes asesinados el pasado jueves en la Universidad de Garissa, en Kenia, los que han sido secuestrados, los que han tenido que abandonar sus hogares y sus seres queridos.
Que la resurrección del Señor haga llegar la luz a la amada Ucrania, especialmente a los que han sufrido la violencia del conflicto de los últimos meses. Que el país reencuentre la paz y la esperanza gracias al compromiso de todas las partes interesadas.
Pidamos paz y libertad para tantos hombres y mujeres sometidos a nuevas y antiguas formas de esclavitud por parte de personas y organizaciones criminales. Paz y libertad para las víctimas de los traficantes de droga, muchas veces aliados con los poderes que deberían defender la paz y la armonía en la familia humana. E imploremos la paz para este mundo sometido a los traficantes de armas, que ganan con la sangre de hombres y mujeres.
Y que a los marginados, los presos, los pobres y los emigrantes, tan a menudo rechazados, maltratados y desechados; a los enfermos y los que sufren; a los niños, especialmente aquellos sometidos a la violencia; a cuantos hoy están de luto; y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, llegue la voz consoladora y sanadora del Señor Jesús: «La paz esté con ustedes». (Lc 24,36). «No teman, he resucitado y siempre estaré con ustedes» (cf. Misal Romano, Antífona de entrada del día de Pascua).

Saludos de Pascua del Santo Padre
Queridos  hermanos y hermanas,
Deseo dirigir mis augurios de Feliz Pascua a todos ustedes que han venido a esta plaza de diversos países, como también a cuantos están conectados a través de los medios de comunicación social.
Lleven en a sus casas y a quienes encuentran el alegre anuncio que ha resucitado el Señor de la vida, llevando consigo amor, justicia, respeto y perdón.
Gracias por su presencia, por su oración y por el entusiasmo de su fe. Un pensamiento especial y agradecido por el don de las flores, que también este años previenen de los Países Bajos.
¡Feliz Pascua a todos!
 

 


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