Enero y febrero de 2014
Parece que fue ayer cuando comenzamos el año nuevo. Sin darnos cuenta ha pasado mes y medio. Tenemos la sensación de que todo pasa rápido, pero lo importante es cómo hemos vivido el tiempo pasado y, sobre todo, como viviremos el futuro. Podemos dejar “pasar el tiempo”, o llenarlo de cosas importantes para nuestra realización como personas y nuestro ser fraterno.
Cada día que amanece es un regalo que se nos hace. Podemos quedarnos en lamentos, lo mal que está el mundo, lo mal que están las cosas, lo mal que estoy yo… o, siendo realistas, disfrutar de cada día. Ver lo que está pasando a nuestro alrededor y ponernos en marcha para llenar cada uno de esos días, que nos han sido regalados. Primero dando gracias a Dios por cada día que vemos amanecer, asumiendo nuestra situación, luchar desde ella por mejorarla y mejorar la de los demás. Poniéndonos en camino y dejar un rastro de fraternidad, ternura, paz y amor por donde pasemos. Transmitiendo amor, en definitiva, con lo que contribuimos a crear un mundo mejor, más humano y hacer que nuestra vida sea más feliz.
Según San Francisco de Asís “dando es como se recibe”. Si el espíritu de la Fraternidad anida en nuestro corazón, esto lo tenemos claro y, seguramente, lo hemos experimentado un montón de veces en nuestra vida. Si desde nuestra silla de ruedas, desde nuestra cama, desde nuestro caminar con dificultad, desde nuestra enfermedad crónica, desde nuestra discapacidad sensorial… somos capaces de abrirnos, de entregarnos, de VIVIR LA FRATERNIDAD, siempre recibimos más de lo que damos.
En Frater somos unos privilegiados. Tenemos un Itinerario de Formación en el que poder integrarnos. Tenemos la oportunidad de vivir una experiencia de equipo vivo y dinámico en el que poder expresarnos sin miedo e ir madurando como personas responsables y creyentes, lo que nos posibilita mejorar la sociedad. Si aún no participamos en un grupo de vida y formación, hagamos este año el propósito de estarlo. En el grupo damos nuestro tiempo, nuestra experiencia, nos abrimos a los demás. En él encontramos un espacio para crecer como fraternos/as y como personas y por medio de él, abrirnos a la sociedad y al mundo. Experimentaremos que NO ESTAMOS SOLOS. Damos, pero recibimos mucho más de lo que damos.
Potenciando los grupos de vida y formación en nuestro Movimiento, veremos que la Frater cada vez está más viva, porque nosotros cada vez estaremos más vivos. Abiertos a buscar con Jesús y su Palabra, todo aquello que nos acerque más al ser humano, y nos anime a ser personas inquietas, capaces de encontrar las palabras, gestos, miradas y presencias que dignifican al otro, que le hacen sentirse amado y mejor persona de lo que él/ella pensaba. La Frater es “vieja” con muchos años de historia, pero siempre “nueva” con mucho camino que recorrer y muchas ilusiones que sembrar. Manos a la obra.
El Equipo General
Enero-febrero 2014
