Grandes esperanzas

Grandes esperanzas

Así titulaba Dickens una de sus obras, literatura del XIX, en un espacio temporal de grandes dificultades sociales, y que parecen, lo son, recurrentes. La acción se sitúa en un gran salón preparado para el banquete de una boda que nunca llegó a celebrarse. Los protagonistas vivieron bajo el influjo de una personalidad oscura, atada a un pasado lastrado por una decepción amorosa. Ese lastre pesa sobre todos los que rodean a la frustrada novia, quedando telarañas en la casa, telarañas en el alma, telarañas en la vida.

 

Las grandes esperanzas hay que renovarlas siempre, y el comienzo de otro ciclo, después de Adviento nos puede brindar muchas oportunidades, porque sin esperanzas, grandes, pequeñas, medianas, no se puede avanzar. La cuestión es ¿en qué ponemos nuestras esperanzas, expectativas, deseos, anhelos?

En FRATER tenemos resuelta la tesitura, tenemos el Evangelio, tenemos las tareas de avivar, animar la vida de FRATER como organización, motivados por crecer en comunidad evangélica, obligados a defender los derechos de las personas con discapacidad, definir nuestra identidad, clarificar nuestro cometido en la Iglesia, difundir el Movimiento…

Tenemos que ver claro, dejarnos transformar, mirar hacia fuera, trabajar desde dentro, escuchar atentamente los signos de este tiempo, que los gritos de esperanza siguen sonando y no podemos dejar de oírlos, so pena de vivir en la tiniebla de un salón, cómodos, pero sólo para nosotros mismos, y el Evangelio envía. Jesús lo dice “poneos en camino”, no cabe cerrarse.

Alimentemos la esperanza, no dejemos escapar las oportunidades para seguir en camino, porque tarea hay, tanto en lo personal como grupal, tanto en lo particular como en lo público, tanto en la sociedad como en la Iglesia.

Estamos motivados, pues así es preciso para continuar y este nuevo tiempo lo requiere, y con capacidad puesto que contamos con ella aún con dificultades. Por ello es posible proseguir alimentando desde el Espíritu grandes esperanzas para nosotros, para los demás, ligeros de equipaje, libres de ataduras (nuestras telarañas), apoyados en los demás fraternos. Olvidados de nuestras rémoras y condicionantes, caminemos con ESPERANZA.



                                                                                            El Equipo General


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