"Donde está tu tesoro, allí está tu corazón" (Mt. 6, 21)
Se acerca la Navidad. Todos guardamos en nuestra alma recuerdos entrañables de estas fiestas: bellas sensaciones de nuestra infancia y juventud, sentimientos alegres y también tristes o nostálgicos en la madurez. Vuelven los recuerdos y en estos días volvemos a hacernos como niños. Está bien que así sea. Volver a la sencillez, a la simplicidad, a la capacidad de asombro, al contemplar que nuestro Dios se entronca en nuestra propia naturaleza, haciéndose niño nacido de María. Desde su naturaleza humana nos muestra el rostro de Dios Padre que nos acompaña en nuestro caminar y que se revela en cada uno de los hermanos que sufren. El niño que nace en Belén es el “Dios con nosotros”. No podemos pedir más.
Queremos plasmar lo que el Papa Francisco escribió sobre la Navidad hace tiempo y que tiene permanente actualidad:
"La Navidad suele ser una fiesta ruidosa: nos vendría bien un poco de silencio, para oír la voz del Amor.
Navidad eres tú, cuando decides nacer de nuevo cada día y dejar entrar a Dios en tu alma. El pino de Navidad eres tú, cuando resistes vigoroso a los vientos y dificultades de la vida. Los adornos de Navidad eres tú, cuando tus virtudes son colores que adornan tu vida. La campana de Navidad eres tú, cuando llamas, congregas y buscas unir. Eres también luz de Navidad, cuando iluminas con tu vida el camino de los demás con la bondad, la paciencia, alegría y la generosidad.
Los ángeles de Navidad eres tú, cuando cantas al mundo un mensaje de paz, de justicia y de amor. La estrella de Navidad eres tú, cuando conduces a alguien al encuentro con el Señor. Eres también los reyes Magos, cuando das lo mejor que tienes sin importar a quien. La música de Navidad eres tú cuando conquistas la armonía dentro de ti. El regalo de Navidad eres tú, cuando eres de verdad amigo y hermano de todo ser humano. La tarjeta de Navidad eres tú, cuando la bondad está escrita en tus manos. La felicitación de Navidad eres tú, cuando perdonas y restableces la paz, aun cuando sufras. La cena de Navidad eres tú, cuando sacias de pan y de esperanza al pobre que está a tu lado.
Tú eres, sí, la noche de Navidad, cuando humilde y consciente, recibes en el silencio de la noche al Salvador del mundo sin ruidos ni grandes celebraciones; tú eres sonrisa de confianza y de ternura, en la paz interior de una Navidad perenne que establece el Reino dentro de ti.
Una muy Feliz Navidad para todos los que se parecen a la Navidad”.
Equipo General