Vuelta al nuevo curso

Vuelta al nuevo curso

Ha terminado el verano. Volvemos a la vida normal después de haber disfrutado las colonias, las vacaciones con amigos/as o la familia, en la playa, en la montaña, quizá en el pueblo donde nacimos, recordando nuestros orígenes y nuestros momentos de disfrute, que no lo eran menos por carecer de muchas cosas. La calle era “la casa común” y la imaginación suplía a las carencias. Quizá el encuentro con viejas amistades nos ha hecho revivir y recordar nuestra infancia. No está mal un poco de recuerdo nostálgico, pero volvemos a la realidad de cada día y comenzamos un nuevo curso en Frater.

 

Es tiempo de organizarnos de nuevo, de programar el curso con  nuevos proyectos y actividades, con ilusión renovada de encontrarnos con los amigos que en verano no hemos visto tanto. Hay que poner vida en lo que hacemos, vivir en serio. No con la seriedad de un semblante sombrío, ni con falta de alegría. Vivir o tomarse la vida en serio, es saber que nuestro tiempo es valioso. Que es mejor amar que odiar o “pasar” y es mejor dar(se) que ahorrarse para nada. Es mejor asumir responsabilidades, por pequeñas que sean, en Frater y desde ella en la Iglesia y en la sociedad, que esperar a que me den las cosas hechas. Es mejor poner vida en lo que hacemos, que vegetar perdiendo el tiempo en las cosas y no en las personas. Es mejor servir que ser servido.

 

Tomarse la vida en serio es elegir causas por las que nos dejemos la piel, “batallas” que nos quiten el sueño, que nos suban al cielo, que nos arranquen sonrisas y nos llenen de anhelo. Es imprescindible que nos tomemos en serio. Tomarse en serio es el reverso y lo complementario de saber reírse de uno mismo. Es una faceta de la Frater que suele llamar la atención a quien se encuentra con nosotros. Tomarse en serio es saber mirarse con ojos limpios, en el espejo de la vida, en medio de nuestras discapacidades y a pesar de ellas. Es reconocer la debilidad pero sin sucumbir a ella. Es complicarse los días. Es tropezar y volver a levantarse las veces que haga falta. Es no cerrar la mente a las grandes preguntas sobre nuestra enfermedad y discapacidad, la vida en toda su complejidad y sobre el mismo Dios.

Este año es importante. En Frater estamos celebrando el 70 aniversario de su fundación. El espíritu de Dios iluminó al Padre François en la intuición que tuvo de iniciar la Frater poniendo en el centro de ella a la persona enferma y discapacitada para que fuera protagonista de su propia vida e historia. “Levántate y anda” (Mc. 2,9) Descubriendo y sintiendo en nosotros a Jesús. Anunciándole en este sector y luchando juntos por la dignidad de las personas y porque todas tengan el sitio que merecen en la sociedad. Hay que celebrar, festejar… los setenta años de Frater porque sigue viva y en camino.

 

Jesús está con nosotros: “cuando dos o tres se reúnen en mi nombre yo estoy en medio de ellos” (Mt. 18,20). Os animamos a empezar el curso con alegría y renovada esperanza, con ganas de trabajar porque Frater siga viva, luchando por un mundo mejor, más fraterno y solidario, llegando a los últimos, a aquellos de los que nadie se acuerda. Como dice el Papa Francisco: “hay que salir a los ambientes a mezclarse con la gente sencilla.”

 

Que la sencilla chica de Nazaret, la Virgen María, acompañe nuestro caminar fraterno en este nuevo curso, aunque en ocasiones parezcan nuestros pasos inútil caminar. Vamos haciendo camino, otros los seguirán. Que ella mantenga permanentemente el ritmo de nuestra espera.

El Equipo General


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